Ilona y Ray

Hola a todos

Puedo decir que nuestro encuentro fue obra del destino porque fue muy repentino y, como sabéis, los momentos más felices nos ocurren cuando es completamente por casualidad.

Ray me escribió para decirme que ya estaba en Kiev y me propuso quedar. Antes habíamos intercambiado un par de frases, pero ahora Ray estaba muy decidido. Como yo había publicado mi perfil no sólo para comunicarnos por Internet, sino también para conocernos en la vida real, acepté porque creo que nada puede sustituir a la comunicación en vivo.

Mi agencia se puso en contacto conmigo y me dijo que Ray había solicitado un encuentro y me confirmó que sería a las 14.00 horas del 12 de octubre y que me proporcionarían un intérprete, ya que yo no hablaba bien inglés en aquel momento aunque ahora sigo estudiando inglés.

Quedamos y fuimos a un sitio tranquilo y acogedor porque quería que tuviéramos la oportunidad de hablar tranquilamente. Me gustó mucho Ray porque era galante y muy educado, modales como los suyos los tienen los verdaderos caballeros. Ray me regaló un precioso ramo de rosas que me pareció muy bonito. Nos hablamos de nuestras familias y de la vida en general, nos reímos y bromeamos mucho.

Luego dimos un paseo nocturno por Kiev y le conté a Ray los monumentos y la historia de la ciudad, que conozco muy bien.

Nuestro encuentro tuvo un ambiente maravilloso, así que decidimos volver a vernos al día siguiente para comer y luego dar un paseo por la ciudad, porque hacía un tiempo cálido y hermoso de otoño. Nos reunimos en un restaurante a orillas del río Dniéper, bebimos vino, comimos y, como siempre, bromeamos mucho. Me gustaba pasar tiempo con Ray, era muy fácil e interesante estar con él y, lo más importante, tenía un gran sentido del humor. Ese día pidió un filete tomahawk y todos nos reímos de lo enorme que era. Ray dijo que le gustaba mucho cocinar en una barbacoa e incluso pensamos en cómo podríamos ir a algún sitio y cocinar carne al fuego. El traductor también nos ayudó mucho, me resultó fácil abrirme y tuve la sensación de que Ray y yo pasábamos el tiempo juntos.

Luego decidimos dar un paseo por Mezhyhirya, ya que es muy bonito. A Ray le gustó mucho, pero al final caminamos tanto que ya era de noche y nos perdimos un poco. No nos dimos cuenta de lo rápido que pasaba el tiempo. Cuando llegamos al primer banco, nos sentamos muy juntos abrazados, cansados pero felices. Al día siguiente nos volvimos a ver, desayunamos y paseamos juntos. Fueron días maravillosos y aún los recuerdo con cariño. Cuando Ray se fue a casa, me entristeció porque nuestros días juntos habían sido como un pequeño cuento de hadas lleno de diversión, calidez y su caballeroso cuidado y atención.

Después de esto, seguimos comunicándonos y mantenemos una cálida relación.

Ilona

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