Lina y Scott
Esta es una historia increíble y feliz de un hombre americano serio que conoce a una dama ucraniana. Una vez vino a mi oficina un cliente poco corriente, era un hombre de mediana edad y me pidió ayuda. Quería que su hija de 19 años llamada Lina se casara con un extranjero. Me dio sus fotos, en las que veía a una mujer guapa pero un poco triste. Por supuesto, prometí ayudar a este hombre.
Era una carta normal, como cientos de otras... Pero captó enseguida el interés de Lina. Había algo especial en esta carta, algo claro sólo para ella. Cada vez que llamaba a Lina para hablarle de la carta de Scott, oía su voz cada vez más alegre.
No demoraba sus visitas a la agencia para entregar las respuestas. Sus cartas estaban llenas de ternura. Scott llamó a Lina poco después de una segunda carta.
A Lina no se le daba bien el inglés, pero eso no les detuvo. A ambos les bastaba con oírse la voz. Al principio se comunicaban con la ayuda de un intérprete.
Unos meses más tarde recibimos una llamada de Scott pidiéndonos que le ayudáramos con el alojamiento para su visita más próxima.
Lina y yo nos reunimos con Scott en el aeropuerto de Donetsk. Ni que decir tiene que se reconocieron enseguida. Tuve la sensación de que se trataba del encuentro de dos personas conocidas, que hacía mucho tiempo que no se veían. Scott se había ocupado de los conocimientos de inglés de Lina encargándole clases particulares, así que no tuvieron muchos problemas para entenderse.
Scott pensaba quedarse una semana, así que querían pasar juntos el mayor tiempo posible. Me invitaron a pasar tiempo con ellos una de las tardes. Ese día fuimos a la pista de patinaje. Resultó que a Lina se le daba muy bien patinar, pero para Scott era la primera vez. Resultaba gracioso ver cómo una chica diminuta intentaba sujetar a un hombre maduro sobre los patines. Mientras estábamos sentados en una cafetería y veíamos el vídeo grabado en la pista de patinaje, nos reíamos juntos. Me sorprendió cómo unos días juntos pueden acercar a dos personas, sobre todo a personas que no se habían visto antes y que se conocieron a través de Internet.
Dos semanas después de que Scott se fuera de casa, Lina vino a nuestra agencia y me dijo que estaba muy contenta de haber conocido a Scott. Lina me contó que la última noche antes de su partida él la invitó a un restaurante y le propuso matrimonio. Los ojos de Lina brillaban de felicidad. Todo era como ella había soñado. Scott era su príncipe. Decidieron solicitar el visado de prometidos. Unos días después, Scott me llamó para agradecerme la maravillosa chica que había conocido con la ayuda de nuestra agencia.
El visado de prometido era un proceso bastante complicado y nuestra agencia ayudó a la pareja en esta cuestión. Scott me llamaba a menudo para preguntarme por el estado de ánimo de Lina y por los documentos necesarios. Scott tardó aproximadamente 3 meses en volver para llevarse a su prometida Lina.
Se casaron 4 meses después en la ciudad natal de Scott. Ya ha pasado un año desde su boda. No hace mucho recibí un mensaje de Lina en el que me decía que estaban muy contentos y agradecidos a la agencia que les había unido.